El milagro de Calanda
El joven Miguel Pellicer nacido en Calanda fue protagonista de un milagro que tiene mucha conexión con “la resurrección de la carne”.
Teniendo Miguel 19 años y estando trabajando en Castellón de la Plana, iba conduciendo un carro cargado de trigo que volcó cayendo Miguel bajo una rueda que le aplastó la pierna derecha.
Fue llevado al Hospital de Valencia dónde después de cinco días pidió que le llevaran al Hospital de Nuestra señora de Gracia de Zaragoza. Por este accidente le fue cortada la pierna por debajo de la rodilla en dicho hospital por el cirujano Dr. Estanga y fue enterrada por el practicante Juan Lorenzo García.
Pasó dos años en el hospital y después pidió limosna en la puerta de la Basílica del Pilar de la que era devoto desde que era niño. En Calanda, dónde nació Miguel, existía una ermita dedicada a la Virgen del Pilar y en ella empezó su devoción, por lo que se encomendó antes y después de serle cortada la pierna y todos los días comulgaba en la Basílica del Pilar pidiendo a la Virgen que le ayudara en su desgracia.
Cada día Miguel untaba el muñón de su pierna amputada con el aceite de las lámparas que se encendían a la Santísima Virgen del Pilar y salía adelante pidiendo limosna en la puerta del Templo.
Volvió a la casa de sus padres en Calanda en Marzo del 1640. Y el día 29 de dicho mes, teniendo Miguel 23 años y estando acostado en la alcoba de sus padres, porque había un huésped en la casa, estos, lo encontraron dormido, un poco más tarde, no saliendo de su asombre al ver como por debajo de una manta le asomaban “las dos piernas” y en la que le habían cortado tenía las mismas señales que antes de cortársela.
Miguel fue de nuevo a Zaragoza a dar las gracias a la Virgen del Pilar, ya que él estaba seguro que fue la Santísima Virgen quien hizo el milagro de restituirle la pierna cortada.
El milagro corrió hasta la corte, siendo Miguel recibido con sus dos piernas por el Rey Felipe IV en Madrid.
Entre los milagros, que son todos inexplicables y sorprendentes, este se calificó de excepcional y único a través de los tiempos. Recordemos que la primera Resurrección de la carne fue la resurrección de Jesús, el Milagro más grande de todos los tiempos.
En la Basílica del Pilar de Zaragoza se puede ver colgado en una pared, un cuadro con la representación de dicho milagro tan sorprendente. Y es que el poder Divino es tan fuerte que estos sucesos a nosotros nos parecen inexplicables pero desde la Fe los aceptamos como hechos sobrenaturales y maravillosos.