En la constante batalla de la vida, los desafíos se presentan en muchas formas. Algunos son tan siniestros como hechizos, maleficios y envidias que parecen desviarnos de nuestra senda. Sin embargo, hay un arma formidable, una oración capaz de contrarrestar estos obstáculos, fortaleciéndonos y protegiéndonos. Acompáñame en esta travesía espiritual.
Un Llamado al Padre Celestial
Esta poderosa oración comienza con una súplica, un llamado al Padre Celestial, al único Dios verdadero. Expresamos gratitud por lo que hemos recibido, reconociendo que nos encontramos protegidos y sellados con Su nombre y el de Jesucristo, nuestro salvador ????. Nos entregamos a Su cuidado, pidiéndole guía en nuestros días y noches.
Contra el Mal y el Daño
Al seguir adelante, pedimos que el mal sea alejado de nosotros, que ninguna fuerza pueda dañarnos. Rogamos perdón por el daño que hayamos podido causar y que se nos enseñe a perdonar, tanto a nosotros mismos como a los demás.
Conquistando nuestras Debilidades
Reconocemos nuestras debilidades, nuestro egoísmo, orgullo y rebeldía. Buscamos la anulación de estos rasgos destructivos y el despertar de nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios.
Fortaleza contra las Fuerzas Oscuras
De manera profunda y decisiva, ordenamos a todas las fuerzas negativas como la envidia, la traición, el odio, el temor, la confusión, la mentira, y las enfermedades espirituales y mentales que salgan de nuestro ser y se sometan bajo los pies de Jesucristo.
Desactivando el Daño
Pedimos a Jesucristo que con su palabra y su sangre, anule todo daño y mal que esté adherido a nosotros. Incluyendo aquel provocado por hechizos, brujerías, y cualquier otra forma de daño.
Libres de Enemigos
Solicitamos ser liberados de nuestros enemigos, para que caigan en sus propias trampas. Pedimos a Dios Padre Todopoderoso que aleje de nosotros a los que nos odian, rechazan y agreden.
Cortando Lazos con lo Diabólico
Rechazamos y anulamos cualquier acción y derecho que satanás y sus emisarios puedan tener sobre nosotros. Declaramos que no tienen ningún derecho legal, adeudo o herencia para continuar con ningún vínculo con nosotros. Renunciamos a todo lo malo y a todo daño.
Una Invocación a la Protección del Espíritu Santo
Finalmente, pedimos al Espíritu Santo que nos llene con su presencia y amor. Que proteja las áreas vacías que hayan quedado en nosotros tras esta liberación. Que nos permita ser contados como dignos para escapar de los males del mundo.
Aceptando la Herencia Divina
Nos consagramos al Padre Celestial, entregándole nuestra vida completa, nuestra mente, fe, alma y espíritu. Nos mantenemos limpios y puros para glorificarle. De esta forma, creemos y confesamos, que siempre estaremos protegidos y bendecidos por siempre para la gloria de Dios Padre Todopoderoso. Amén.
Con este recorrido a través de la oración más poderosa para romper maleficios, maldiciones, hechizos y envidias, nos empoderamos, creando una fortaleza espiritual inquebrantable. Como una roca en medio de la tempestad, emergemos firmes, inamovibles y resilientes, reflejando la luz eterna del amor divino.